Está ubicado en el edificio declarado patrimonio arquitectónico de Mendoza, del Golf Club Andino. Está abierto a público en general, no exclusivamente a socios.
Se puede comer en el amplio salón, y también en la pérgola exterior. El espacio fue restaurado y diseñado manteniendo el espíritu de la construcción original y poniendo de relevancia aspectos distintivos, como las vigas de madera hachuelada, o el hogar a leña antiguo del salón principal. Los amplios ventanales brindan gran luminosidad y permiten ver la belleza exterior.
La cuarta generación de la familia Barbera es la responsable de este emprendimiento (además de Nipoti y La Marchigiana), que se diferencia por ofrecer una propuesta distintiva con respecto a sus otros negocios. ¿Hay pastas? Por supuesto que sí, son el sello distintivo de la familia. Pero también esta vez han incorporado algunos platos más “gourmet” y también algunos menos tradicionales.